A veces logramos ser consecuentes con nuestras ideas en la vida privada y familiar pero ¿qué pasa cuando desempeñamos nuestro trabajo? O en el caso de haber logrado ser coherentes, tanto dentro como fuera de casa, ¿por qué nos cuesta tanto ver las consecuencias de nuestros actos más allá de nuestro entorno cercano y afectivo?
Nos centramos en las partes en lugar de en el todo, ya sea para explicar la realidad o para vivirla. Actuamos de acuerdo a la consciencia en lo particular pero no en sociedad. Es muy difícil, aunque necesario, no sólo desempeñarnos de manera consecuente, sino también aprehender que somos parte de un todo. La influencia de la globalización y las nuevas tecnologías nos facilitan el logro de una visión diferente.
¿Cuál es nuestro papel, desde la actividad que ejercemos, para favorecer una perspectiva global? ¿Cuál es la labor de las empresas, comercios, grupos profesionales o futuros emprendedores en este sentido?
Formamos parte del mundo económico, por lo tanto también de sus efectos en la sociedad y en el mundo natural. Contamos con un indicador que "es la huella ecológica, una herramienta que sirve para medir y analizar el consumo de naturaleza que implica la forma actual de generar riqueza" (concepto extraído del Manual de la empresa responsable y sostenible, del FEMP). La medición de nuestras actividades nos dice que este modelo de desarrollo no es sostenible, que se consume más naturaleza que la que se genera (hay que tener en cuenta que no todo lo natural es renovable!). A su vez, ese consumo no es equitativo. Las consecuencias las sufren muchos trabajadores, poblaciones y por supuesto también las generaciones futuras. Es desproporcionado el efecto en los más pobres, por lo que contribuye a aumentar las desigualdades entre los grupos humanos y, en ocasiones, estas prácticas pueden ser la principal causa de pobreza y conflictos sociales.
La buena noticia es que la solución está en marcha:
- El Pacto Mundial es una iniciativa internacional propuesta por Naciones Unidas en el año 2000. Es una gran alianza cuyo objetivo es conseguir un compromiso voluntario de las empresas en responsabilidad social, por medio de la implantación de Diez Principios basados en derechos humanos, laborales, medioambientales y de lucha contra la corrupción. Facilita información y orientación para la aplicación de los principios.
-En este marco se proponen los objetivos de desarrollo del Milenio , que constituyen un plan de acción por el que se comprometen todas las naciones y las principales instituciones a su cumplimiento.
Se han hecho progresos en estos años y, aunque es verdad que en muchas regiones ha habido un estancamiento preocupante en los avances, es innegable que los objetivos son realizables y que el compromiso civil es cada vez mayor, lo que aumenta la presión sobre los grupos económicos y los gobiernos.
-Crece el número de empresas que adoptan medidas responsables para colaborar con la mejora del entorno natural y social. La responsabilidad social empresarial o corporativa (RSE o RSC) apunta a un nuevo modelo de negocio, hacia otro tipo de desarrollo económico.
El ser antes que el tener da valor a la empresa a largo plazo. Un perfil ético empresarial genera confianza interna y externa; fideliza a clientes y empleados; mejora la imagen y se convierte en una ventaja competitiva, la cual se afianzará si la acompañamos de propuestas creativas e innovadoras.
Seguramente hay un par de cosas que ya podrías comprometerte a modificar en relación a tu trabajo o actividad. Colabora con la mejora y progreso de nuestro entorno natural y social. Comienza a aplicar la responsabilidad social, dala a conocer, infórmate, asesórate. Si te resulta difícil hacerlo de manera individual, las alianzas son una opción que potencian los esfuerzos y la creatividad. El cambio ya se está dando. Si cada uno logra hacer algo, llegaremos a ser todos transformando el mundo. Te invito a intentarlo.
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